La mayoría de las personas no se dan cuenta de
cuánta comida desechan cada día, desde sobras no consumidas hasta productos
estropeados y partes de frutas y verduras que podrían ser comidas o reutilizadas.
Aproximadamente un tercio de todos los alimentos
producidos a nivel mundial se desperdician. La Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proporciona esta
estadística, destacando que alrededor de 1,3 mil millones de toneladas de
alimentos se pierden o desperdician cada año en toda la cadena de suministro,
desde la producción agrícola inicial hasta el consumo en los hogares. 
En la UE, se generan más de 58 millones de
toneladas de desperdicio de alimentos (131 kg/habitante) cada año, con un valor
de mercado asociado estimado en 132 mil millones de euros. Al mismo tiempo, más
de 37 millones de personas no pueden permitirse una comida de calidad cada dos
días.
Este desperdicio ocurre principalmente en el
comercio minorista, los servicios de alimentos y los hogares. Este último grupo
tiene el mayor impacto, ya que más de la mitad de este desperdicio de alimentos
proviene de los hogares.
Entre los diversos tipos de hogares que existen,
las familias con niños y niñas son las que generan más desperdicio alimentario,
además de producir más tipos de desperdicio de alimentos. Estos incluyen
alimentos estropeados, preparación excesiva de alimentos o alimentos que están
a punto de caducar.
Esta pérdida sustancial tiene importantes
impactos económicos, ambientales y sociales, lo que enfatiza la necesidad de
estrategias efectivas para reducir el desperdicio de alimentos.
Además de ser un problema ético, el desperdicio
de alimentos contribuye a varios problemas ambientales, incluyendo el aumento
de las emisiones de gases de efecto invernadero y el desperdicio de agua
utilizada en la producción de alimentos. Además, cuando los alimentos se
descomponen en los vertederos, producen metano, un potente gas de efecto
invernadero que afecta significativamente el cambio climático.
Reducir el desperdicio de alimentos es crucial
para promover la sostenibilidad y enseñar el consumo responsable. Al adoptar
estrategias de reducción de desperdicio de alimentos, las familias pueden
desempeñar un papel fundamental en la reducción del impacto ambiental del
desperdicio de alimentos. Estas prácticas no solo ayudan a ahorrar dinero, sino
que también inculcan importantes valores de sostenibilidad en los niños y niñas,
preparándolos para ser consumidores conscientes en el futuro.
Aquí puedes encontrar algunos consejos sobre
cómo reducir el desperdicio de alimentos.