La
producción sostenible de alimentos
se refiere al tipo de agricultura que
minimiza el uso de recursos naturales, la generación de materiales tóxicos,
desechos y emisiones contaminantes. Nuestros sistemas alimentarios actuales
representan aproximadamente el 30% de las emisiones globales de gases de efecto
invernadero. Utilizan el 48% de los recursos naturales, el 70% del agua dulce y
contribuyen significativamente a la deforestación y la pérdida de
biodiversidad. El modelo de producción actual es insostenible, y si esta
tendencia continúa, se estima que en un futuro no muy lejano necesitaremos
recursos equivalentes a casi tres planetas para alimentar a toda la población.
Si
bien la forma en que se producen los alimentos tiene un impacto ambiental
significativo, no debemos olvidar otros eslabones de la cadena alimentaria,
como la distribución y el consumo. Algunas características que representan este
tipo de alimentos son:
- Estos alimentos se cultivan y procesan en
condiciones ambientales óptimas.
- No utilizan productos químicos durante sus
fases de producción y comercialización.
- Son respetuosos con el medio ambiente y/o lo
promueven.
- No utilizan aditivos dañinos para la salud.
- Priorizan el bienestar animal.
- Minimizan su huella de carbono.
- Su producción está comprometida con el cero
desperdicio.

- Son productos locales y de temporada.
- Contribuyen a la economía y el tejido
empresarial local.
- Mantienen el patrimonio cultural y social.
- A menudo se basan en el modelo de
"economía circular".
- Hacen un uso eficiente de los recursos
naturales, como el agua.
Mientras
guiamos a nuestras familias en la dirección correcta, recordemos que nuestras
elecciones alimentarias tienen un eco que va más allá de nuestras cocinas. Al
elegir alimentos producidos de manera sostenible, no solo estamos cuidando
nuestra salud, sino también la salud de nuestro planeta.